"El martes fui por primera vez al colegio de la luz. La verdad es que iba con mucho respeto y con muchos nervios, porque pensaba que ...no iba a saber cómo tratarlos, qué hacer o de qué hablar, sin embargo, todo eso desapareció en cuanto entré.
No salí a la calle con ellos, sino que me quede en la sala de estar junto con Marina. Las dos nos pusimos a pintar con ellas, y no puedo decir cuanto me cambio el concepto y la visión que tenia de estas personas. Cuando a lo mejor los vemos por las calles nos dan un poco de miedo, miedo a lo que no conocemos, claro. Para no sentir esto, hay que conocerlos, y de verdad, que agradezco enormemente haber ido, porque ahora los veo como veo al resto de las personas. Son iguales que nosotros, pero con una disfunción en el cerebro, pero, ¿quién no tiene alguna disfunción?
Además la lección que me dieron fue enorme, ellos estaban todo el tiempo sonriendo, y puede que tengan mucho más motivos que nosotros para no hacerlo, porque aunque parezca que no se enteran de lo que pasa a su alrededor, sí que lo hacen. Me hablaban de sus familias, de su casa, y sonreían al pensar en eso, y se morían de ganas por verlos y estar con ellos.
El miedo desde luego desapareció en cuanto vi a la primera persona y se nos presentó, nos dio dos besos y de pronto entendí que son TAN NORMALES...
Os recomiendo la experiencia a todos, y no por lo que vosotros le podáis aportar a ellos, sino por lo que ellos os van a aportar a vosotros."
INMA
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